PARAJE ALTAMIRA

ALTAMIRA ES UNO DE LOS LUGARES CON MÁS HISTORIA Y CULTURA VITIVINÍCOLA DEL VALLE DE UCO.

La superficie total es de 9290 hectáreas, de las cuales aproximadamente 2780 hectáreas están cultivadas con viñedos. Las tierras están repartidas en fincas pequeñas y medianas en manos de varios productores, algunos de ellos con varias generaciones en el lugar. Esta es una gran diferencia en relación a los nuevos terruños del Valle de Uco, que cuentan con viñedos jóvenes de grandes extensiones y pocos dueños, en su mayoría grandes bodegas.

En 2013 el Instituto Nacional de Vitivinicultura reconoció al Paraje Altamira como una Indicación Geográfica (IG) de Argentina. Fue la primer IG de Argentina delimitada en base a criterios técnicos y no políticos.

Características del terruño

• Altitud de 1000 a 1200 msnm.
• Suelos de origen aluvial poco profundos, con un primer horizonte franco arenoso y un subsuelo pedregoso con distintas concentraciones de carbonato de calcio.
• 300 mm anuales de lluvia
• Clima continental con fríos intensos y gran amplitud térmica todo el año.
• Condiciones de sanidad natural ideales para viticultura orgánica
• Escala winkler entre 2 y 3 dependiendo del año.
• Viticultura centenaria.

UBICACIÓN

Paraje Altamira se ubica en el corazón del cono aluvional del Río Tunuyán, en el pedemonte de la Cordillera de los Andes. Pertenece al distrito de La Consulta, al sur del Valle de Uco, Mendoza.

El Canal Uco divide Altamira Norte o tradicional de Altamira Sur. Las fincas del norte tienen un historial de cultivos con riego superficial y nivelación de suelos para que el agua corra. Esto fue cargando con limo al primer horizonte franco arenoso.

En Altamira Sur las plantaciones son más recientes y desde los inicios su riego es por goteo. Las fincas conservan la topografía natural y están rodeadas de monte virgen. Hay solamente siete productores y la primer viña plantada en este sector fue Finca Las Piedras en 2002.

Malbec patrimonial

Michel Pouget llegó a Mendoza en 1852 y trajo muchos cepajes franceses, entre ellos el Malbec. Para 1911, según cuenta Leopoldo Suárez en su “Contribución a los estudios ampelográficos en la provincia de Mendoza”, el Malbec ya cubría el 50% de los viñedos de la provincia.

Luego de varias generaciones de viticultores experimentando, la cepa que mejor resultado dio en el viñedo y en la bodega fue el Malbec.

Hoy en día seguimos descubriendo sus cualidades y la increíble plasticidad para expresar los distintos terruños a lo largo de la Cordillera de los Andes.